Finalmente, un baño sin arañazos

Sí, sí, sin ningún arañazo. Nos ha costado un año, pero finalmente parece que Blitz se ha habituado al baño. Mejor dicho, parece que ya no le da tanto miedo... y mucho menos si alguien se baña con ella.

Durante algún tiempo hemos estado dejando que Blitz se metiera en la ducha con nosotros, cada mañana, y viera cómo nos duchábamos. Bebía agua, se mojaba un poquitín y luego corría a la cama a secarse con las sábanas. Finalmente, hoy se ha metido en la ducha ella solita y ha sido suavemente enjabonada y, a continuación, graciosamente secada. Cuando ha dejado de correr entre la funda, los cojines y la manta del sofá se ha dirigido, con la cabeza bien alta, a la zona de premios y se ha puesto de pie. Pedía su pasa. Cómo no, se la hemos dado.

Ha sido cuestión de tiempo y paciencia, pero parece que lo hemos logrado. Ya no es aquella Blitz que se escapaba medio enjabonada, que teníamos que perseguir por el comedor y que nos mordía (poco) y nos arañaba cuando la pillábamos. Ahora sabe que la toalla amarilla es la suya, y que cuando ésta aparece en el baño significa que es ella la que se va a mojar.

Ahora sólo nos falta hacerle entender que las uñas hay que cortarlas después de la ducha, y no que tengamos que esperar a que se duerma para no escuchar sus quejidos.

Por cierto, Blitz es dócil con todo el mundo, y no sólo con los conocidos. El otro día, un amigo que vino a vernos recibió un montón de lametones como saludo. Si alguien quiere alguno, que se pase por aquí: será bien recibido.

Mañana, más

Yanara