lunes, 7 de enero de 2008

Un globo, dos globos, tres globos

El sábado Blitz vio su primer globo. Era amarillo, grande, brillante. Primero empezó a empujarlo con las patas y creyó que era divertido perseguirlo. Estaba graciosa. Y el globo, le hizo gracia. Tanta, que quiso llevárselo a su escondite. Lo agarró con los dientes y... ¡boom!

Nunca la había visto tan erizada y corriendo a tal velocidad. Nos costó un buen rato sacarla, con los pelos de punta y mirando a su alrededor los trozos de goma amarilla. El Yanaro le hinchó otro. Éste era rojo, pero también grande y brillante. Sin ninguna duda, se trataba de lo mismo. Sólo con verlo, Blitz salió otra vez disparada. La cogí y me la llevé un rato al sofá, envueltas las dos con la manta. Luego, la metí en su jaula... hasta mañana.

Al dia siguiente Blitz quería salir. El globo rojo estaba encima de la mesa, así que ella no lo veía. Pero en lugar de ir al baño (al suyo) y asearse, Blitz salió corriendo hacia el recibidor: la goma del globo amarillo seguía allí en el suelo. Empezó a saltar, a cogerla con los dientes, a erizarse.

Parece que te entienda: Blitz, que con los dientes los globos no se cogen. Sólo con las patitas.
E inclina la cabeza como diciendo: o me lo cuentas en mi idioma o no me entero de nada.
Pero eso no es cierto. Ahora Blitz tiene cinco globos de colorines y juega con ellos. Los empuja con las patitas, pero ojo: no con los dientes.

Mañana, más
Yanara

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